Limonada es un café que germina en dos municipios vecinos y fonterizos: Cosautlán, en Veracruz, y Quimixtlán, en Puebla. Ambos están atravesados por la asombrosa cordillera de la Sierra Madre Oriental, y en su mayoría habitados por comunidades indígenas náhuatl.
Cosautlán, con su rica tradición cafetalera, es un referente en el mapa del café gracias a su cercanía con Coatepec, Xico y Teocelo, que forman parte de la histórica cuenca cafetalera de Veracruz. En contraste, Quimixtlán es un origen menos explorado, pero con una gran riqueza.

Paisajes productivos
El paisaje cafetero es singular y diverso: los cafetales crecen bajos sombra y se despliegan en picos, laderas y al pie de los bosques de pinos y encinos característicos de la Sierra Madre Oriental, que alberga una rica biodiversidad.
En Quimixtlán, el profundo respeto por la tierra se manifiesta en la protección de los bosques nativos y la fauna silvestre, al punto de que los cafetales se camuflan en la densa vegetación. Asimismo, los agricultores diversifican la producción con la siembra de otros alimentos como la papaya, la pimienta, la macadamia, la piña y el limón, que son destinados para la venta y el autoconsumo; promoviendo la soberanía alimentaria de las comunidades.

¿A qué se enfrentan?
Cosautlán y Qumixtlán son conocidos por ofrecer café en cereza, en lugar de pergamino. Esto se debe a una combinación de factores históricos (cinco familias adineradas controlaban todo el procesamiento y la exportación durante la colonización y después), falta de acceso a maquinaria, sequías y problemas en el suministro de agua, lo que limita los procesos postcosecha.
En Quimixtlán, los productores transportan su café hasta los centros de acopio en bestias o a pie, enfrentándose a caminos no pavimentados y problemas de inseguridad como robos y secuestros, lo que ahuyenta a compradores.
Algunos productores evitan fertilizar sus suelos porque creen que, al intervenir tierras vírgenes, estas pueden volverse más dependientes de los fertilizantes con el tiempo

Ensambles conecta con Quimixtlán y Cosautlán
Optamos por establecer un vínculo con Quimixtlán por dos motivos fundamentales: su entorno es ideal para cultivar un café de alta calidad en taza (gracias a sus altitudes y climas frescos, así como a sus variedades tradicionales) y se trata de una zona remota, donde los productores rara vez tienen acceso al mercado de especialidad.
En el 2023, probamos el café de Quimixtlán y cumplió con nuestras expectativas. Adquirimos el grano en cereza, que luego fue procesado en lavado en el beneficio de El Equimite, en Coatepec (a tres horas en auto).
El año pasado, compramos en pergamino tanto en Quimixtlán como en Cosautlán, obteniendo excelentes resultados. Nuestro objetivo es seguir explorando estos orígenes y ampliar nuestra presencia e impacto en estas regiones que tienen menos protagonismo.
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